21 diciembre 2009

Saludos a todos!!

Hija de un comerciante de clase media que debe bolichear como nunca durante estas fechas para tener a que echar mano el año que se avecinda, siempre observo con recelo la navidad. Pero a pesar que vivo su perverso lado B (gracias al cual, mal que mal, puedo sobrevivir) deseo, muy honestamente, felices fiestas a todo aquel que lea este post, pero especialmente a esos muchos que han estado conmigo los días de estos años tan intensos y que se merecen el cielo por aguantar a esta desequilibrada de la vida.

Para los fines de años se me vuelve quimérico alejar la nostalgia de mi alrededor. Creo que es difícil no analizar el año, haciendo intentos, a veces inútiles, de separar lo malo y lo bueno, rescatando esto último y sepultar la hecatombe inservible, el caos que ni de inspiración sirve.

Este año ha sido todo un tema para mí, pero el cielo no me dejó sola. Cada vez que lo necesité apareció por pura magia un ángel transformado en persona que me tendió una mano para salir de los embrollos en los que me vi envuelta constantemente.
De ángeles y milagros puedo dar fe, así que no hay forma de que un mal agradecimiento en mí tenga fundamentos, por lo que me declaro firmemente una agradecida….aunque hay un detalle…..un pequeño detalle que si se afina, uf!........el Todopoderoso sabe ( a ver qué pasa el 2010)

FELICES FIESTAS!

05 diciembre 2009


Sir Nicolás Ríos Salas:

Siempre lo he mirado a la distancia. Nunca ha sido mi docente directo, pero he aprendido de usted tanto o más que de muchos doctores de los que he dependido.

Aprendí sus técnicas, sus mañas, sus manías al momento de hacer las cosas, pero por sobre todo aprendí a como alguien de mi índole puede salir viva de la jungla que es la escuela de odontología, porque aunque usted no lo haya notado, somos muy parecidos. A veces pienso que si yo fuese profesora seguiría su forma y sus modos… Y bueno está todo lo demás: el arte, la literatura y la música. Sobretodo la música ( “Misty” ya forma parte del soundtrack de mi paso por la U)

Hasta que me muera recordaré nuestras charlas de Jazz en medio del completo estrés del trabajo en las clínicas.

No niego que a veces sentía que le molestaba que le hablara tanto (perdón por eso) pero es que lo veía y me nacían unos deseos tremendos de contarle todo lo artístico que pasaba por mi cabeza.

Yo sé que a usted le carga que le expresen cariño o que le digan cosas buenas, así que mejor no escribo con respecto a eso, pero hay algo que no puedo omitir: sin usted en la clínica 4, quizás que hubiese sido de mí (Sin hipérboles, ni melodramas, es así de simple)

Nicanor Parra dice en el documental : “Si en Chile no hubiese aristocracia sino nobleza, a estas alturas, tu amigo Parra, sería Sir" y yo creo que usted también sería Sir: Sir Nicolás Ríos Salas.

Gracias, profe Nico, gracias por tanta sencillez y autenticidad.

12 noviembre 2009

Isabelita...


De mi padre saqué lo mañosa, lo ruidosa y el movimiento constante.
De ti, madre, mujer de cabellera alocada, saqué tu nariz, tus lunares y tus manos. De esa sabiduría que destilas no tengo una sola gota, con lo que me hace falta ver las cosas como tú lo haces.

Cuando te enojas conmigo siempre me dices que soy un deja vú de tu marido y la verdad es que es verdad, jamás te llegaría ni siquiera a los talones.

El óleo, la comida y el aseo. La casa siempre helada por esa manía tuya de abrir todas las ventanas para hacer cambios constantes de aire, tal como lo hacía la madre de Josep Pla. Casera hasta los huesos, ermitaña extrema. Tú y tus pinturas, tú y tus antigüedades, tú y tus músicas…

De esta pequeña familia eres la matriarca.

Todo lo noble que tu descendencia puede hacer en algún momento de la vida es por que algo de ti, María Isabel, llevamos dentro.

No sé por qué escribo esto… Quizás porque escucho a lo lejos a un tipo que toca el piano, acordándome del presagio que hiciste en año nuevo: "uno de mis nietos será un artista por donde se le mire." Y es el único presagio que creo ciegamente. Seguramente habrá un bailarín, un saxosofonista, un escritor, o un pianista, que dedicará una de sus creaciones a esa gran mujer que sentó las bases espirituales, ideológicas y artísticas de toda la generación Silva- San Martín.

02 noviembre 2009

Polemista Sinforosa

Como siempre, estaba esperando la micro, sola y apurada, con síntomas del maldito mal que este año comenzó a aquejarme: Colon Irritable. Un paciente me había cancelado y tenía en mente una jornada entera sin trabajar, en momentos en que una jornada de trabajo clínico no se puede desechar así como así. Mi mentalidad zen trataba de vencer a mi intestino pero la verdad es que todo fue en vano. El colon irritable me hacia estragos mientras pensaba y pensaba en algún paciente suplente, pero nada.
Cuando ya me estaba resignando a perder esas horas sagradas de clínica, una familia entera llegó al paradero. Era un padre, una madre y tres hijos chiquititos. Típica familia de clase media, la cual desprendía por todos sus poros esa sensación de que el esfuerzo y el trabajo eran su estandarte. Todos iban con una sonrisa radiante. Los niños jugaban entre ellos. La madre trataba de repartir las colaciones y el padre revisaba su reloj. Tomaron la “7” mientras la madre se despedía de ellos a mi lado, no sin antes darles un beso a todos. En eso llegó la micro que me lleva a diario al lugar en el que no paro de batallar, en todo sentido, pero el largo trayecto, Django Reinhardt en mi Mp4 y esa experiencia previa me torno a una reflexión enorme, de la cual obtuve una curiosa conclusión: La simplicidad de la vida es lo que más me reconforta. Esa familia, que para un doctor, un ingeniero, un abogado puede significar nada, para mí significó más que muchas otras cosas, por que me confirma lo que pienso constantemente pero que necesito sea reafirmado en ciertas ocasiones: el dinero no hace la felicidad. “Sí , pero ayuda a costearla” podría decir Lalo de los “Chancho en Piedra”, pero declaro (y de lo más hondo de mi corazón) que prefiero cientos de veces ser pobre y feliz, que niña “high” tomando antidepresivos.
Concluí además que me gusta la gente. La gente sencilla y luchadora. La gente de verdad que disfruta de las cosas simples. Adoro cuando puedo atestiguar que personas sencillas pueden disfrutar de cosas que están diseñadas para clases sociales altas: como comprar un libro o un disco. Me gusta ir a la feria del libro y encontrarme con gente como yo, comprando libros o disfrutando de una tarde de jazz en la Plaza de Armas ( ¡Bendito y alabado seas Dios!, que iluminaste a gente influyente para crear el Club de Jazz de Talca)
Mi corazón se deleita cuando nos mezclamos todos en eventos públicos, sin formar ghettos, como es usual en la estructura social de este Talca que se jacta de dos tipos de cosas: para pobres y para ricos. Salud para ricos, salud para pobres. Colegios para ricos, colegios para pobres. Barrios para ricos, barrios para pobres. En un lugar así es casi comprensible que cualquier pelagato luche con uñas y garras por pertenecer al primer segmento.
Aunque la verdad, no me interesa nada ese grupo de descerebrados arribistas. Estoy feliz de que a pesar de que el mundo “A” está lleno de fulanos con aires de grandeza, existe un mundo “B” distinto, con distinta gente, distintos modos, distinta forma de ver y sentir la vida.

17 octubre 2009

Martín Rimbombante


Si uno ve a Martín, se envuelve en colores.
Si habla Martín todo es un jolgorio.
Y si sonríe Martín….si sonríe se ilumina el mundo!

Todos creían que de tanta alegría, Martín explotaría.
Pero Martín no era un muro infranqueable.

Había cosas que lo desconsolaban.
Cuando alguien que quería lo ignoraba.
Cuado alguien que quería lo retaba.
Cuando alguien que quería no lo escuchaba.
Cuando alguien que quería mucho no lo quería a él.

¿Qué hacer?
Buscó respuestas en distintas filosofías sin comprender una sola palabra.

¿¿Dejar de querer?? Ni loco.
¿¿Dejarse de tanta hipérbole?? Por ahí va la cosa…-pensó.


01 octubre 2009


"Si un dibujante trazara en algún papel el bosquejo de la vida de cualquier persona, este sería un enredo de líneas que representarian diversas emociones y situaciones. Algunos trazos resultarían muy simples, mientras que otros serían de una complejidad fabulosa. Ahora si le pedimos al dibujante que a esos trazos les agregue color, algunos tendrían muchos colores, otros tal vez sólo blanco y gris…." (Silva, 2009)

Para poder sobrevivir en este planeta confuso, que además de lioso está lleno de androides sin emociones, me invento teorías sobre el por qué de cada cosa en la vida. Gracias a esto me he mantenido relativamente a salvo, pero hay veces en las que los ataques son muchos y soy fatalmente derrotada. El mundo últimamente está mandando muchos ataques. Pero debemos entender que no es el mundo propiamente tal quien nos está bombardeando, sino más bien, somos nosotros mismos quienes nos estamos autodestruyendo olvidando el amor, el respeto, la tolerancia, el tiempo, pero haciendo remembranzas constantes sobre el trabajo, la ambición, la vanidad y el hedonismo. Y frente a nosotros mismos, la verdad es que la lucha se vuelve difícil y peligrosa. Unos cuantos se mantienen en la pelea, otros tantos se esconden en las trincheras y algunos deciden retirarse del campo batalla para siempre.

Ayer un compañero dejó el campo de batalla. Ayer en que la primavera nos coqueteaba tan descaradamente y ofrecía una tregua con el mundo.

En momentos así, lo ideal sería que rápido comenzara a esbozar las ideas de una teoría que alivie toda esa angustia que me apreta el pecho y que se transforma en una puntada a nivel de mi cabeza, pero nada, para esto no tengo la capacidad de crear alguna teoría.

No sé por que pasan las cosas. De repente me las doy de filosofa y empiezo a dar lata con un sin fin de teoremas, cuando en el fondo soy una niña inmadura a la que le falta mucho para poder dar su opinión. Sólo tengo algo claro (gracias a Dios): mientras exista la alegría y el amor podemos tener al menos la ilusión de que después de imperecederas batallas, en la guerra final salgamos victoriosos.

El hijo de mi mejor amigo del colegio tiene alrededor de 5 meses. Mientras caminaba ensimismada por todo lo ocurrido, me los encontré. Mi sobrino político me regaló infinitas risas, mientras agitaba sus bracitos y sus ojos almendrados destellaban de una alegría que me encandiló y me hizo rogar para que fuese eterna.

16 septiembre 2009

Waltz For You


“…Un valsecito para mí, señor pianista, tenga usted la bondad de tocar, mire que me he sentido un tanto sola estos últimos años. Sé bien que no le importa, que usted está ahí sólo para amenizar el salón de baile esta noche, pero le prometo que una pequeña melodía de su Yamaha le pondría un parche curita a todos esos momentos silenciosos, a esas lágrimas de cocodrilo, a ese almanaque eterno en mi cabeza…Un valsecito para mí, señor pianista, aunque no sea para mí en realidad, ya que a estas alturas hasta las sobras me acomodan y me sientan perfecto.”

12 septiembre 2009

Cuentos en 100 palabras

Hace unas cuentas semanas atrás y leyendo los cuentos del concurso “Santiago en 100 palabras”, se me ocurrió hacer una secuencia de historias y cuentos. No son obras maestras pero tienen el mérito de tener exactamente 100 palabras, no más ni menos. Esto me tiene muy contenta, y muy inspirada, con suspiros por todo. Hasta el momento he publicado cuatro (La Mujer con Cara de Niña, El Gigoló Encubierto, Pelayo-Artista, Silencio Incómodo) pero tengo muchos más en mente. Quisiera que todo el mundo los leyera y opinara, pero eso es soñar, así que espero que a los pocos lectores que me visitan les guste lo que estoy haciendo.
Saludos y a disfrutar de los días tan lindos que nos están llegando.

Silencio Incómodo


Sus labios cerrados querían decir algo.

Tenía un secreto escondido, que quería con urgencia ser develado .

Su boca se fruncía por la frustración de verse obligada a guardar silencio, por que si no, pensaba, su lengua balancearía una verdad fastidiosa para el mundo. Prefería dejar al mundo tranquilo, sin tanto alarde, mientras ella seguiría con ese silencio incómodo del cual sería dueña, quizás para siempre, aún sabiendo que sólo volvería a una liviandad feliz, si sacaba todo eso que escondía adentro.

Pero resulta que al final se lo saqué. Me lo contó todo.
Calla mejor- le dije.

06 septiembre 2009

Pelayo-Artista


Mientras todos se besaban al sol, Pelayo dibujaba.
Mientras todos iban a la universidad, Pelayo tocaba su contrabajo.
¡Estás enfermo, Pelayo!-aseguró un día su madre- No puede haber tanta lentitud en ti. Necesitamos un doctor urgente…este niñito …. Va a ser un solterón sin futuro. Mire que no pololear con la Ludmila… esa chiquilla si que era un buen partido; dentista, soltera y con hartos pitutos. Y esa cuestioncita….Piensas comer con esa guitarra? No, si estás enfermo. Aló?, Doctor Correa? Urgentemente recete algún remedio para este soñador insomne que pretende cambiar el mundo con la música de esa guitarra extraña….urgenteeeeee!!!!!!!!

29 agosto 2009

La Nena Melancólica y el Gigoló Encubierto


Un mal día, la Nena Melancólica no pudo resistir el no enamorarse. Y se enamoró en Septiembre,
del más complicado amor.
Era un Gigoló encubierto, que se hacía el interesante, el muy entendido, el serio, cuando en el fondo…nada, por que no tenía fondo.
“Ahhhhhhhhhhh, maldito-bendito galán”, suspiraba nuestra Nena Melancólica cuando percibía su olor cerca, mientras el Gigoló Encubierto coqueteaba con mujer que veía.
Ella lo amaba al mismo tiempo que lo odiaba, porque no comprendía como había flaqueado tanto ante el enemigo.
Es que parece que a lo más peliagudo es a lo que uno más le sonríe …

16 agosto 2009

La Mujer con Cara de Niña


Ahí va la Mujer con Cara de Niña, buscando anónima y misteriosamente a ese Niño con Cara de Hombre que tan poco percata su existencia (La Mujer con Cara de Niña siempre dice que lo va a olvidar, pero no aguanta los celos cuando asume que el Niño con Cara de Hombre está en otro camino, millas lejano al de ella)

La Mujer con Cara de Niña se sentó sola, parece que no encontró al Niño con Cara de Hombre. Pero, ¡ahí lo veo! ¿Lo ven ustedes?, es aquel que besa a esa mujer, esa Mujer con Cara de Vieja.

27 julio 2009


Estoy tan contenta de haber salido de vacaciones, después de esa fatalísima última semana de clases de la cual, al menos, surgieron bastantes escritos que publicaré cuando en algún futuro lejano termine o me echen de la carrera (para evitar un destierro anticipado)

No me importa que en estos días igual deba hacer cosas universitarias, por que el sólo hecho de poder vivir y sentir las mañanas y las tardes me tornan a una felicidad tan compleja que ni yo entiendo (Eso de estar encerrada por mas de 9 horas seguidas en una clínica no es normal)

Cómo extrañaba sentir el frío del viento en mi nariz cuando camino, a paso lento, por ésta ciudad tan fea pero tan completamente tolerable en invierno. Cómo extrañaba las migas de esa galleta gigante que cada vez que tengo tiempo me compro en “Alimentos Pucón” para tener más energías y seguir caminando por las avenidas hasta llegar a la Alameda, donde una banca me espera deseosa de que le traspase algo de toda esa nostalgia que acumulo desde que sé que existo.

Tanto tiempo hacía que no iba al mercado a comprar un libro usado, aún sabiendo que sólo extraordinarias veces encuentro algo que me guste sin que esté deficientemente pirateado.

Vuelvo a recordar el sabor de las comidas de mi madre que esas “máquinas-de-hacer-comida” del Casino habían suplantado con robotizados almuerzos.

Regreso a conversar en esas tertulias y sobremesas tan estentóreas de la dinastía Silva-San Martín, de la cual soy yo la que tiene más elaborado el don que Dios depositó en nuestros genes: hablar hasta por los codos.

Reordeno mis C’Ds. Escucho toda esa música que almacené por un semestre en mi computador, descargando MP3 gracias al uso indebido y desenfrenado de la conexión de la Universidad mientras les hacía fichas clínicas a mis pacientes.

Termino de leer a Rafael Gumucio: “Memorias Prematuras”, ese libro que tenía metido en la cabeza de mayo…

Me voy para Rancagua a ver a la Chechu y pienso que de repente, cuando la rutina nos encarcela, lo simple es lo más amado.

29 junio 2009

Cuando estudiar en un día como hoy resulta poco productivo.-


Es facilisimo desconcentrarse cuando a tientas el sol trata de asomarse por entre las nubes después de un apasionado día de lluvia. La vista purificante (parece que ni una partícula de humo existiese) el aire fresco y puro, el olor de la tierra mojada… En un día así, calcadito, hace 10 años, iba con mi mamá caminando por el centro. Tenía 12 años, y hacía mucho frío (típico después de un día de lluvia en Talca) Llevaba una chaqueta gruesa, un gorro con chiporro, bufanda y guantes (lo bastante abrigada para que sólo mis ojos sintieran el gélido viento)

- Sarita, Apúrate! que vamos atrasadas!

Lejos de importarme el apuro de mi querida mamá, me detuve a observar a un tipo que me llamó mucho la atención. Era un hippie, de pelo rizado color miel, largo y desordenado que vendía artesanias y en una radio antigua escuchaba música, particularmente una canción muy estilosa, muy setentera, que habría jurado no almacenar en mis precoces anales musicales ( y eso que a esa edad me defendía bastante en temas de música setentera, debido a las influencias de la matriarca de mi familia)

- Hola, chiquitita! ¿Quieres comprarme algo?
- Mmmm, jejejeje….. La verdad no. Es que ...... me podrías hacer un favor?- le pregunté.
- Quieres que te haga unos aros especiales?- se apresuró en decir el hippielais
- No, es que, tu sabes como se llama la canción que suena en tu radio?
- Qué canción?..... Aaaaaa, sí, por supuesto.
- Me puedes decir?- pregunté nuevamente con una ingenuidad que un niño de 12 años de la era 2009 no tiene.
- Te digo, pero si primero, me compras algo.
- No tengo plata- dije honestamente
- Pídele a tú mamá, que ahí viene.
En eso llegó mi mamá a buscarme, media enojada por no seguirla en su apuro.

- Qué miras tanto, Sara??, vamos andando!
Rápidamente investigué bien en mi bolsillo y encontré $500 que mi papá me había dado hace tiempo para comprarme unos cuantos sobres para mi álbum de los backstreet boys. Decidí sacrificarlos en pos de sacar del anonimato a tremendo tema que ya me estaba volviendo loca. Le compré un pinche.
- Gracias por tu compra, pero el nombre de la canción no lo sé.

(Ahora que lo pienso, qué iba a saber ese ignorante el nombre de semejante canción, ese hippie que de hippie tenía sólo la facha)

- Ya voy mamá- respondí muy decepcionada.
- Oye, Sari! ¿Qué tanto le mirabas al tipo de las artesanias?
- Un pinche.
- Y te fijaste en el tema que estaba escuchando?
- Si!!!!!!! ¿Por qué, mamá?- pregunté ilusionada
- Por que es buenisimo y lo tengo grabado en un cassette.

Teniendo una excelente fuente al alcance de mi mano, mi mucha-cabeza-loca se inclinó ante la opción de informarse por medio de un deshonesto-mal oliente total desconocido.

A todo esto, el nombre del tema: Ain’t No Stoppin us now /McFadden & Whitehead

Ni les cuento como bailé combatiendo el frío de nuestros tan poco compasivos inviernos talquinos.

14 junio 2009

El fin de la pasión.-


Lo bonito de la vida es que presenta matices. Esto sumado a que siempre he pensado que una persona puede hacer o sentir muchas cosas a la vez, me da como resultado una incredulidad enorme el que alguien solo tenga una directriz a seguir. Al contrario, creo que se puede tener muchas y mezclarlas y revolverlas como sea nuestro antojo con el fin de sacar algo en limpio o compensar el alma.

A que voy específicamente: Al hecho de que el jardín de gente en el medio que me muevo, cree dicotómico unir la ciencia con el arte. Creer a un médico músico o a un dentista escritor fantástico con ansias de un Roal Dahl Award es inverosímil, mientras que si es fácil aceptar a arquitectos poetas, a diseñadores trovadores, etc. Yo creo que una cosa no tiene nada que ver con la otra. Si me gusta la ciencia, perfectamente puedo disfrutar de la poesía y viceversa. En eso esta la chispa del mundo, en la diversidad que nos presenta de cada cosa. A mí, por ejemplo, me encanta leer, la música y tratar de escribir, pero también me apasiona lo que estudio, me gusta lo que hago a diario en la Universidad, a pesar de los malos ratos y una que otra humillación por parte de algunos por ahí… Disfruto lo que hago, pero asimismo disfruto de lo que para muchos no me esta destinado (Es que la ciencia tiene tantas cosas maravillosas y entretenidas que es capaz de enamorar a cualquiera, además amo el aprender cosas nuevas, el quedarme hasta tarde por las noches tratando de ingresar mas información a mi cabeza, el encontrar misterios oscuros que no entiendo y por los cuales debo esforzarme para poder esclarecer)

Cuando entre a la universidad, también era de los que creía poco probable un kinesiólogo poeta, un tecnólogo pintor, un odontólogo ilustrador. Ahora me doy cuenta que una cabeza capaz de maquinar semejantes elucubraciones no es mas que por una falta enorme de pasión por las cosas. Cuando uno tiene pasión por algo (lo que sea) la mente se abre y se transforma en una esponja que absorbe y entiende todo.
Además me relaciono con muchos compañeros que en conjunto con sus dotes odontológicos tienen tremendos talentos artísticos: hay guitarristas, dibujantes, escritores, poetas e ilustradores. Y no solo por hobbie.

Por eso autoproclamo que esto de la ciencia y la poesía van de la mano. En los dos hay belleza, misterios, enredos y vida. Si no pregúntenle a Nicanor Parra.

06 junio 2009

My Foolish Heart


Si hay algo de lo que me puedo declarar una total inepta es en asuntos que comprenden la sistemática de la mente humana. Nunca entenderé como diablos funciona, ni menos como, cuando, ni en que momento (fatalmente) se une con el corazón (por que mente y corazón hacen de las suyas como un par de locos desenfrenados en busca de cosas que pueden llegar a tranformarse en alambres de púas punzando por un lado a la mente y por otro lado, lo más importante, al corazón).

Eso de lo imposible.....Por qué el cerebro se apasiona tanto con lo imposible, con las cosas que no se pueden hacer? Y por qué el corazón las anhela tanto? ¿Cuál es la idea? ¿Doblegarnos ante la vida, dejándonos indefensos, desperdiciando nuestro tiempo pensando en lo que no se debe pensar o en lo que nunca va a ocurrir?

Nunca digas Nunca dicen algunos ingenuos por ahí, pero es que hay cosas que sinceramente nunca van a pasar, pero la mente sigue haciéndole la guardia a esas imposibilidades que nos hacen jaque y en cualquier momento jaque mate.

No entiendo como un órgano tan complejo y tan perfecto puede ser capaz de dejarse someter ante el corazón. No me calza como una maquina tan racional es dominada tan freneticamente por un visceral y ciego albergue de emociones. No me calza.

Si la cabeza y el corazón son de mi propiedad, podría tener el derecho de manejarlos a mi antojo, pero es todo lo contrario, ese parcito me maneja a mí y me deja tirada como estropajo escuchando a Charles Trenet (Que Reste Til de nos amour) con uno que otro episodio lacrimógeno (llorar por lo que nunca va a ocurrir es una solemne estupidez)

Y de nuevo está el tema de la amistad cerebro-corazón .... Esas amistades no son beneficiosas para una simple persona que amanece con el fin de disfrutar de la vida, gratamente, con mucha paz y otoño...Esas amistades lo único que hacen es desarmar todo lo que uno más o menos tiene armadito.

Me carga cada vez que presencio como en pos de lo imposible pierdo las batallas, lo impulsiva se me desprende por los poros, digo cosas que no debería decir o escribo necedades como ésta...

03 mayo 2009

Oferta de temporada


Si el ejetreo diario no da romanticismo ¿Quién lo da?



Tengo la respuesta señores!-----------------> El Otoño.



De quejumbrosa lo tengo todo, pero si hay algo de lo que no me quejo es del Otoño...una estación romántica por donde se le mire, más que la primavera, por que su delicioso frío inspira aún más besos y abrazos.


Además la primavera es muy populosa (hay que decirlo) y en el amor (creo yo) debe existir algo de exclusividad. Algo que sea.

31 marzo 2009

Mi par de caballos apocalípticos

El tiempo y la modernidad son mi par de grandes enemigos. No quiero jugar de su bando nunca.

Por que mientras el tiempo se encarga de transformar todo en recuerdo, la modernidad suplanta lo que alguna vez tuvo tanta historia.

“¿Y que diablos puede hacer alguien como yo?- me pregunto-Yo que peso menos que un paquete de cabritas en el mundo”…

Por un lado está el tiempo que infaliblemente cuenta sus segundos. Por otro lado está la modernidad que en un país con tanta amnesia (capaz de olvidar absolutamente todo) no es mucho lo que se puede hacer en su contra.

Para una persona de 20-30 quizás este tema resulte completamente irrelevante, pero es que si todos los que pertenecemos a este rango etáreo nos proyectásemos a unos 25 años (quizás hasta menos) la sensibilidad por la vida de hoy que en 25 años más será sólo un conjunto de recuerdos aflorará sin remedios y peor aún, sin los escenarios que tal vez ambientaron nuestra expedición. Haciendo este ejercicio además de entender como funcionan estos dos caballos apocalípticos, comprenderemos por fin a nuestros ascendientes cuando con tanta lágrima en la garganta nos cuentan acerca de su pasado, con ese telón de fondo que una pasarela brutalmente arrancó. Ese es el tema; por que yo me alegro que modernicen el Hospital Regional, pero de veras que me angustio cuando construcciones realmente bellas son destruidas con el fin de hacer crecer la ciudad en altura (O soy muy ignorante o soy muy lenta, pero jamás comprenderé ese sentido de desarrollo que tienen los sudamericanos)
Mucho cemento y poco cuento.

“Ponte a estudiar mejor, Sari”, me dice mi cabeza, recordándome que mañana tengo que someterme al escrutinio público de un grupito de suches de la facultad.

Me pesa el almacenar cada detalle de la vida, porque ya no me da la cabeza de tantos recuerdos y nostalgias.

26 marzo 2009

Carmencita in Wonderland.-


Llegó el día en el que mi entrañable Carmencita tuvo que inmaterializarce.


Ahora es un alma emporifollándose para la eternidad.


Su legado ya es leyenda.


Mi preciada leyenda.

08 marzo 2009

El ciclo no terminará.-

// Sara Silva San Martín dice:
Octubre 13, 2008 a las 0:15


Don Paul: Tengo 21 años y honestamente su programa me llega hasta los huesos. Especifico mi edad porque pretendo hacerle saber la magnitud de belleza que fluye por la televisión cuando emiten su programa, magnitud tal que es capaz de embelesar a esta jovencilla de pocos 21 años, de la generación que ya no se sorprende con nada. Imagínese, Don Paul…No lo puedo tutear porque me inspira un gran respeto. Respeto por su trabajo y por la forma en que intuyo que vive la vida: con sencillez, humildad y con ese amor tan grande por nuestra tierra y por la gente que vive en ella.Quizás todo el mundo le agradece por algo, yo no seré la excepción y le agradezco por ser capaz y tener la entereza de mostrar en la televisión que el mundo es más que saber los cahuines de un conjunto de payasos.Está dejando huellas en esta tierra que tanto ama, huellas que ningún hombre con asfalto alguno podrá borrar.Saludos desde Talca, don Paul! (Comentario Extraído del blog personal de Paul Landon) //

Tan sólo ayer me de desvelaba pensando en la pasión con la que se mueven sólo un pequeño número de personas. Claro, había pasado un par de horas viendo “Diarios de Motocicleta” y volando al infinito con Drexler en su premiada canción “Al otro lado del río”, que forma parte del soundtrack de esta película. Cerré los ojos y respiraba al compás de mis pensamientos, que luego de alucinar con el noble corazón del Dr. Ernesto Guevara, traían a colación a mi dentista con su tan poca gracia, tan poco amor por su trabajo, tanta ambición por lograr sobre abastecer su cuenta corriente o por pagar sus cuentas, quién lo sabe. Cavilaba lento, con un poco de rabia después por que me acordé de lo salado que le ha salido a mi padre el tratamiento dental en manos de ese señor…“Dios, por favor, te pido que no me pille el mercantilismo” me decía adormilada, cuando ante ésta petición (supongo) se aparece en mi mente Paul Landon. Saluda al Dr. Ernesto, le tira la lengua a mi dentista, y se acerca a mí. Abrí los ojos y me encuentro con que Canal 13 prefiere pagar sueldos estratosféricos a verdaderos androides que financiar el único programa que rescata nuestra nacionalidad de la forma más bella: con su propia gente y su trabajo, de la mano de la tierra, de los árboles, del alma del mundo. Tierra Adentro no va más, después de la labor incansable de este hombre apasionado por su país que con tanto apremio hace su trabajo, buscando por cada rincón de nuestra enmarañada geografía almas alejadas del tiempo que sólo buscan salir adelante de forma innovadora, sin tanta “Oferta-demanda”, tratando a su vez de compensar el alma (que es lo que siempre he pensado es el gran objetivo de vivir)

Para los directores ejecutivos o quien sea el tipo de androide que manda en un canal de televisión (me importa un cochuflí saberlo) dieciocho años de un proyecto lleno de poesía, de ingenio, de resplandor y de fraternidad no vale nada. Conjunto de hombres grises y tristes doblegados ante la mezquindad, el rápido olvido, la ambición y el people meter.

Quédese tranquilo, Don Paul, que con 22 años recién cumplidos estoy segura que encontrará la forma de siempre ir por el ancho camino.

22 febrero 2009

Bitácora: 9 Febrero 2009 (fragmento)


(...) Me subí al metro en Estación Central, con ese típico calor ahogador, poco oxígeno, mucho dióxido de carbono acumulado. Lo bueno era que estábamos en un horario bastante ideal para andar en metro, por lo que había poca gente y muchos asientos desocupados. Me fui sentada y mi padre (al cual acompañaba) repasaba detalladamente las cosas que debíamos comprar en la Gran Capital para abastecer su provinciano boliche.
El metro avanzaba y se detuvo en la siguiente estación; poca gente subía, poca gente bajaba. Tanta apacibilidad en un comienzo me resulto bastante extraña pero poco a poco me fui relajando, dejando de sujetar con tanto apremio mi mochila y me entretuve mirando a los usuarios santiaguinos que iban en el vagón. Lo primero que me llamó la atención fue un par de pololos que no se daba tregua en la batalla de besos en la cual estaban luchando.

- Nos pasamos, negrita!!, dijo él.
- Bajemonos rápido po, chanchi!!, dijo ella.

Al instante me acordé del pequeño artículo que había leído hace tiempo en una revista de viajes acerca del metro de París, de lo romántico que era, y lo tan inspirante que resultaba para las pequeñas y grandes almas literarias, apoyando esta tesis con una mención honrosa a Julio Cortázar que en uno de sus libros narra un amor fugaz en el metro de París (creo en los amores en el metro, a propósito de Amelie Poulan)

El otro metroísta que me robó la atención venía en frente mío y cuando lo vi la verdad que me asusté por que no tenía cara: un libro la escondía. “Patagonia Express” estuvo 5 cm. de él varios minutos. Cuando hizo una pausa, decidió mirar por la ventanilla pensativo, como asimilando cada párrafo que ya se había guardado en su memoria. Yo pensaba en lo bonito que es observar a alguien mientras lee o mientras escribe. Será por que me atrae la concentración, la apacibilidad y la vulnerabilidad que transmite una persona cuando está ocupando su mente tan activamente.

- Saraaaaa, se nos olvidó hacer combinación!!, de pronto gritó mi padre (...)

10 febrero 2009

Ni siquiera un solo verso...

“TALCA: Difícil gustar de ese pueblo demasiado grande para pueblo y demasiado chico para ciudad. Chato, caluroso, sofocante, aburrido, repleto de gente arrogante que sigue suspirando por su calidad de segunda ciudad en tiempos de colonia (…)”
Fernando Villegas / Diccionario Histérico de Chile.

Yo soy nacida y crecida en Talca. Casi 22 años recorriendo cada camino de este lugar del cual me nacen tan pocos adjetivos. Porque debo decirlo: por Talca no me nace nada, no hay forma que esta zona logre seducirme por ningún lado.

Vengo llegando del Sur y honestamente el reencuentro con esta ciudad fue bastante frustrante y ni siquiera lo digo por el calor (inenarrable) si no porque es una ciudad fea. Así de simple. Como silvestre ciudadana no veo un real interés por embellecer los lugares, sólo percibo deseos de hacer pasarelas que sólo logran un Talca en tono sepia. No hay ciclovías, no hay diversidad de buenos colegios, en las calles hay basura, el comercio es un chiste, no hay museos, la vida cultural está si no muerta en la UTI, el Terminal de buses huele a baño de Pronto Copec y el smog del que años atrás sólo oíamos como problema eterno en Santiago se instaló con todo en este territorio baldío de rincones mágicos.
¿Será que soy una malagradecida con la tierra que ha sido protagonista de mi andar?
Quizás, no lo sé, pero si sé que no he logrado echar raíces. De niña creía que sí, que aquí lo tenía todo, aunque bastó que saliera de la burbuja para darme cuenta de la realidad, que Talca no crece en calidad sino en cantidad.

Un entrevistador español le preguntó una vez a Luis Sepúlveda, escritor chileno de esos libros tan colegiales que ahora está radicado en España, acerca de Chile, de su ciudad natal (Santiago) de que cuando pensaba volver a éste país, a lo que él, muy zen, respondió:
“Yo nací en Chile, crecí, estudié, me exiliaron, me vine a España y me siento de acá. Soy español, porque uno es de donde se sienta más cómodo”

Quiero a Talca, pero no me enamora nada, por que me mata las pasiones el hecho de que halla tanta precariedad, tan poca visión, tan poca gracia en la forma de hacer las cosas… Talquita se va de a poco de la zona de mi alma.

25 enero 2009

Algo Intraducible!


La Universidad en verano es un llano. Nadie transitando, nulo movimiento.
Anteayer terminé un módulo que se incorporó a la ya manoseada malla curricular, que terminó siendo pre-requisito para pasar al siguiente año. Un modulo que a final de cuentas no sirve para nada, que es sólo el resultado de las “genialidades” de los peces gordos de la carrera, pero que para aprobarlo estuve metida todo enero en la facultad.
Ir a la universidad en verano es algo que no se puede traducir en palabras, por que si se pudiese probablemente serían puras palabras feas (por lo bajo)

La situación habitual en enero en el recinto educacional fue encontrar en algunos rincones a funcionarios armando pequeñas tertulias, por que generalmente no había nada que hacer, pero debían cumplir horarios hasta finales de mes para ver si una u otra persona requería sus servicios. Una fomedad que empapaba.

La micro, en mis idas a la U, no tuvo como pasajero a ningún alma que perteneciera a mi grupo etáreo. De repente me encontraba con la señora Martita, que trabaja en la biblioteca de la U y con ella me iba conversando:
Señora Martita: Por estas fechas, no hay juventud a estas horas, pues Sarita.
Yo: Si fuese paranoica creería que soy la única persona con 21 años en la ciudad y que a todos los demás los secuestraron para que pelearan en la Franja de Gaza, pero como aún no soy tan maniática sé que el único secuestrador es el Verano y que mis pares no lo están pasando nada de mal. Además nadie es tan tonto como para andar en pie a las 8:00 si la ocasión no te obliga a madrugar.

Mientras el verano anda puro tentando con las salidas a la playa, los amigos suertudos de vacaciones en diciembre, el cine, la bici, tuve que dedicarme a “aprobar”. Al principio esto del “veraneo odontológico” me pareció una pesadilla, pero luego que el pesimismo ante la situación hacía más trágica esa pesadilla, traté de formarme unos deseos locos de reprobar o aprobar rapidito, pero cuando estaba en lo mejor de mi filosofía salía uno de los tantos profes mala onda, chaqueteando cualquier intento de brillantez, como choreado por que todavía asistían alumnos a los cuales había que hacerles clases ( Ya se jubilará, señor académico y podrá disfrutar de sus milloncitos, de los cuales al menos un par al mes ganó por hacernos clases)

¿Algo positivo de la experiencia? Nada. Lo único que me dejó fue unas cuantas humillaciones y menosprecios de un par de “docentes”, un miedo horroroso de pasar a cuarto año, un libro a medio leer y sólo un mes de vacaciones (que al menos merezco o ¿no?)

02 enero 2009

No es culpa de Pla


Josep Pla, escritor español, en su “Cuaderno Gris” me relata uno de los tantos episodios en donde después de una extenuante jornada en la universidad (por allá en los años 1913 aprox.) se iba a un cafecito de su lugar de estancia a charlar con los pintorescos vecinos acerca de la vida, de política, de chismes y demases. Lo relata con una normalidad tremenda, como parte de su cotidianidad y yo pienso “A ver si con una mano puedo contar qué personas de mi generación después de una cansadora dosis de universidad destinaría unos cuantos minutos a sociabilizar con un grupo equis de personas” Muy pocas, ni yo me cuento (que me encanta conversar) porque la verdad es que lo más probable solo nos quede tiempo para poder reponernos y seguir con nuestra cotidianidad tan distinta a la de Pla.

Los días se hacen nada, aunque uno se levante más temprano, tratando artificialmente de alargar el tiempo… sólo basta con mirar un rato el cielo y ya se han ido dos horas del día.
No se me ocurre por qué esto es tan así. Tal vez sea sólo yo, con esta paranoia habitual que tengo con el tiempo, aunque ahora recuerdo varias declaraciones de amigos y conocidos como de que el día pasa muy rápido, de que por qué chanfles no le agregan una hora más al día, de que por qué el tiempo no alcanza para nada.

Cuando charlo con mi papá, un tipo que para el bicentenario se hace presente con medio siglo encima, me cuenta de esas eternas tertulias de las tardes de verano, bajo un tibio sol medio tapado por el parrón de su patio o de esas ansiosas esperas por un programa de televisión o uno de la radio. ¿Ahora quién espera algo? O mejor dicho ¿A quién le alcanza el tiempo para esperar algo?
Mi mamá siempre habla de que antes la vida era más simple, por eso que a las personas les alcanzaban las horas del día y el tiempo avanzaba lentito.

Es una verdad innegable que la última década del siglo XX resultó ser el génesis de una época repleta de mezquindad y yerma de afecto y emoción por el del lado. El siglo XXI sigue el legado de su precesor, pero se le suman altas cuotas de arribismo y envidia que van acelerando los segundos.

El vecino del frente, antes que se separara de su esposa por allá en el 96’ y en un tono muy españolesco me decía siempre: “Mira pequeña , el mundo anda tan acelerao’ que pronto va a llegar el día en que ni tiempo pa’ respirar nos va a quedar y ahí quiero ver la mansa algazara que quedará en el mundo… más jarana que en el medio oriente, pequeña” Por esos años yo cargaba con pocos 9 años y de esa profecía no entendía nada, sólo pensaba en que podrían significar las palabras “algazara” y “jarana” por que lamentablemente a esa edad mi vocabulario no daba para entender palabras como esas, pero el punto es que ahora si que he interiorizado lo que me dijo alguna vez mi vecino, incluso es una parte de lo que me mantiene en vela esta segunda noche del 2009, porque fatalmente cada fin de año y comienzos de otro hago miradas en retrospectiva que me dan cuenta de lo rápido que se pasa el tiempo, más aún en esta época en donde este último sólo sirve para estudiar, trabajar, comprar, ver televisión o msnear ( y no vengan los nerds y digan “pero si chatear es sociabilizar” por que sociabilizar incluye miradas, gestos, sentir la presencia del otro)

Bue…sigo en este constante conflicto con el tiempo. El por qué de su andar tan rápido ahora y de la percepción de lentitud que originaba en el pasado es una de las tantas cosas que por más que lea y lea nunca entenderé.