13 noviembre 2006

Soy un Vaso Vacío...

De sol a sol detuve hoy mis pulsos. Pensé el día entero sobre como se suceden una y otra vez las tragedias en el mundo. Me despierto y en las noticias matutinas un montón de desgracias. En los avances vespertinos, continúa un sin fin de tristes infortunios. Mejor ni hablar de la edición especial nocturna que eterniza el concentrado de desventuras…
Las cosas lindas de la vida se van desvaneciendo de a poco. Las personas ya no creen en la magia después de enterarse de las malaventuras de las que somos inevitablemente prisioneros. El destino nos maneja y es una verdad terriblemente innegable.
A veces creo que he tenido mucha suerte en esta vida. Nunca me han asaltado, por ejemplo (y yo si que tiento a los ladrones con el no darme cuenta de que llevo la mochila abierta). Nunca me han atropellado con lo volada que soy para cruzar las calles. Ningún familiar querido se ha muerto, sólo mi abuelita Lidia que nunca me quiso más allá que para que fuera a darle comida a sus gallinas (“Niñita cobarde!!! Anda a darle comida a la Briggite, si no te picoteará más las piernas”). Por otro lado, mi probable lista de tragedias podría partir por eso; que mi abuelita Lidia nunca me quiso mucho. Algo tragi-cómico es que mi hermana nunca me dejó interpretar a personajes protagónicos en nuestros juegos de infancia, siempre tenía que ser un extra o la nana. Algo triste también es tener que ir al dentista, que se ríe de mí cuando las preguntas que me hace se encuentran un tanto tarde con sus respuestas (sin tener en cuenta que su supuesta futura colega recién cursa primer año de odontología)… Esperen un poco… Leo mis tragedias. Me río. No me ha pasado nada en la vida para entristecerme, pero a pesar de que suena intensamente hermoso, me asusta ya que cuando algo malo me pase no estaré ni un tantito preparada. Mi trinchera es débil e inmensamente pequeña. No estoy capacitada para los sobresaltos que quizás en un futuro tenga que enfrentar. Lo más extraño es que nunca me había cuestionado eso. Debatía una interminable lista de cosas pero nunca me había preocupado el que sería de mí al no ser capaz de vivir en el mundo real. Eso es necesario, o al menos hay que ser diestro para saber equilibrar la fantasía con lo terrenal, pero resulta que soy una persona demasiado torpe.
La magia ilumina la vida, pero la realidad nos fortalece.
Y por último me declaro una incompetente para crear una conclusión a esto del contexto real V/S mundo imaginario… Pero expreso mis anhelos más profundos por querer lograr que cada uno entregue un poquito de magia al otro, para que la realidad se vuelva un tanto más dulce y no se tan brusco el cambio…
(...Sobre todo creo que
no todo está perdido.
Tanta lágrima
tanta lágrima y yo ...soy un vaso vacío...
Clavo mi remo en el agua, llevo tu remo en el mío
creo que he visto una luz... al otro lado del río.
Jorge Drexler.-)