I
Paseamos sin parar
¿Cuántas ocasiones?
¿Las puedes contar?
se duermen las emociones
pero nosotros despertamos
entre risas, ideas y reflexiones.
Por conversar desesperamos
y divagamos en tontas opiniones.
II
Nos sentamos en la plazoleta,
a divagar otro rato,
pero el corazón me da una voltereta
sin aviso y sin recato.
Te miro como pidiendo explicaciones
(eres el culpable de mi tormento)
y sin vacilaciones
me invitas a tu casamiento.
III
Después de tanto andar,
de tantas cosas compartidas,
de nuestra afinidad sin par,
haces esta arremetida
y no entiendo nada,
si cada calle fue contexto
de nuestros cuentos de hadas
e inútiles pretextos.
IV
La costumbre no es argumento
es el enamoramiento lo pertinente
para tal sagrado sacramento
y no la cotidianeidad latente,
que calladamente adormece
hasta los más valientes corazones,
sosegadamente nos enlentece
y privamos las reales emociones
V
El otro día en la librería
dijiste estar confundido,
que de pasiones no sabías
y que de amor no estabas perdido.
Entonces ¿qué hago yo con esto?
¿Con esto que por ti siento?
La espera eterna es lo que detesto
y por cobarde al destino no tiento.
VI
Seguiré sosteniéndote la mirada,
sólo porque soy fuerte
y no me gusta esa
nada
que a los ojos acomete (de repente)
Pero tu amiga no quiero ser,
no quiero más hacer ese show,
no quiero pretender ser
yo Patrick Campbell y tu Bernard Shaw.