30 septiembre 2006

A un año del desborde...

A lo mejor no es tanto. A lo mejor no es ningún mérito, a lo mejor no vale la pena recordar una fecha como ésta… Pero cabe decir que este mes cumplo un año con este tan poco popular blog. Es un tema que de cierta forma me emociona, por que al fin pude encontrar el medio en el que puedo explayarme sin límites.

Una vez creo que dije que esto no era un diario de vida, que eran meros artículos en pos de ideas que estaban dando vuelta en mi cabeza en un determinado momento. Pero debo reconocer que cada artículo es un episodio de mi vida, las emociones que siempre me invaden, esos mágicos sucesos, esos extraños sueños, esos fascinantes anhelos, los cuales, y por una razón totalmente inexplicable, quisiera compartir con todos, pero no puedo y por eso los plasmo en unos pequeños simples versos (….en tinta roja)
Es mi forma de expresión, pero de repente me quedo sin las palabras para detallar o describir una situación, y es que mi camino está lleno de sobresaltos dignos de un cuento (¿de hadas?, no creo).

Le debo a este blog el que al fin me considere una persona sensible, una persona que percibe las cosas multiplicadas por mil y que mira de otra forma, y es por eso que a lo mejor mi vida está llena de detalles, porque me puede ocurrir lo mismo que a un simple mortal, exactamente lo mismo, sólo que yo lo veo de otra manera y lo transformo en prosa llena de hermosos ornamentos. No es muy difícil tener una vida en colores.
Hay estadísticas que me informan acerca de que no muchas personas leen mi blog, es más, son muy pocas las que se hacen participes de mi pequeño mundo, pero debo agradecer a los que son cómplices de mi complejas vueltas por el universo

Agradezco las críticas constructivas, los apoyos, los halagos y las frases que se hacen coautoras de mis leíbles (de leer) crímenes.

Un año recién, por ende, me queda imaginación para rato.

Y por último, las gracias por dejarme ser parte de sus vidas.


25 septiembre 2006

Desahogo al fin y al cabo.-

Cuando las sensibilidades parecen ser distintas entre dos personas no hay más que hacer. Las cosas no resultan o simplemente no suceden.
Tengo un amor, de esos que son platónicos y hoy me rompió el corazón, tal como lo pronostica Álvaro Henríquez en su canción. Claro, no fue su propósito, pero igual se me rompió. Lo conocí hace un tiempo, en un concierto de jazz y quedé encantada, como si el mismo Cupido me hubiese disparado una de sus flechas en el punto más crítico de mi corazón. Él estudia música, y me contó, en uno de sus desinteresados correos, que vivía un romance de años con una niña pianista. ¡Pianista! , qué diablos puedo hacer yo en contra de una pianista, cuando mi mayor mérito artístico fue ganar un concurso de cuentos cuando tenía 9 años. Perdí como en la guerra, me dije a mí misma, jurando que sacaría de mi vida las cosas imposibles (que Gustavo Cerati las haga, yo me rendí).
Estudio una carrera convencional, y al parecer a él no le llama ni un poco la atención los asuntos “cable a tierra”. O sea ¿qué gracia puede tener una muela, una boca o una lengua ante el infinito universo de la música? Me sentí mal. A lo mejor la sensibilidad que el cree que no poseo se adueñó de mí y me apretó la garganta.
Lo peor de todo es que Inti-Illimani sacó un nuevo disco llamado “Pequeño Mundo”, en donde “Buonanotte, Fiorellino” se lleva todos los creditos y sin querer acompañó uno de los tantos episodios de mi vida en donde todas mis ilusiones se deben disipar de una manera muy poco sutil.
Como sea, se me hace imposible no rescatar lo bueno; Volví a sentir como vibraba ante las emociones, ya que toda esa “nada”, significó más para mí que muchas otras cosas.

24 septiembre 2006

Historia de un Verano

(Track recomendado para leer el post: Tequila-The Champs)
Tanto tiempo sin poder escribir y la verdad es
que podría hablar de cientos y miles de temas que están que explotan en mi cabeza. Me han pasado una infinidad de cosas, pero siento, muy personalmente que la que relataré se llevó el primer lugar de todas….

Hace una semana vi Monster House, esa película para niños que en realidad no es tan para niños, y me fue inevitable el no acordarme de mi infancia. Si pues, esa tierna infancia que para muchos es prácticamente inolvidable. Con esos miedos, curiosidades y felicidades tan ingenuas de repente… Y fue ineludible el no recordar la película que sin duda marcó mi niñez. Esa típica película que casi convertimos en una Biblia. La nunca publicitadaThe Sandlot”, del director David Mickey Evans. Jamás siquiera deben haber oído hablar de ella y yo no siquiera la recordaba, pero Monster House me hizo hacer un racconto a ese mismo instante cuando la conocí…
Tenía 8 años y eran vacaciones de verano. Hacía muchísimo calor y para nuestras infaltables vacaciones en el sur faltaba harto tiempo. Aburrida prendo la televisión. En ese tiempo no existía la amplia gama de programas que hoy tenemos a merced. Antes uno debía tratar de
entretenerse con los pocos que ofrecían y con suerte, algunos tenían televisión por cable. Pero yo no tenía cable y debía conformarme con los canales de la televisión abierta. En esos tiempos en el canal trece exhibían las famosas “tardes de cine”, y la película de esa tarde era la muy poco famosa “The Sandlot”. La historia es encantadora. Se trata de un pequeño niño de 10 años, Scotty Smalls que se traslada a un nuevo vecindario. No se logra hacer de amigos ya que los niños jugaban baseball y él no sabía jugar. Hasta que uno de esos días, el líder de la pandilla que practicaba el deporte, lo invita a jugar. Al enterarse de que Smalls no sabe jugar, le enseña y rápidamente éste se integra al grupo quedando éste con 9 integrantes:
- Benny, el jefe innato de la pandilla
- Ham
- Squints
- Alan
- Kenny
- Bertram
- Tommy Timons
- Timmy Timons
- Scotty Smalls
Es verano y lo disfrutan al máximo. Entre juegos, piscina, deporte, etc. Hasta que un día se quedaron sin dinero para comprar una pelota de
baseball. Smalls recordó que su padrastro tenía una pelota firmada por un desconocido para él y decidió tomarla prestada tan sólo para poder jugar un rato. Mala idea, ya que la pelota, como todas las otras cayó en la casa de “la bestia” (casa en donde habitaba junto con el dueño un perro al cual imaginaban como un monstruo). Los demás niños no le dieron importancia, Smalls tampoco se la hubiese dado si la pelota no fuese de su padrastro ya que ni siquiera sabía a quien pertenecía la firma que ésta tenía. Entonces comenzó a decirle a la pandilla que era de urgencia sacar la pelota. Los demás niños no entendían el por qué de la desesperación, por lo que empezaron a preguntar que diablos tenía la pelota que la hacía tan importante. Smalls les dijo que pertenecía a su padrastro y como dato anexo, y menos relevante para él, les dijo que tenía la firma de un tal “Babe Ruth”, sin tener la más paupérrima idea de quien era. Los niños que si sabían de baseball y se daban cuenta del valor que poseía la pelotita inventan un sin fin de estrategias para poder sacarla de la casa de "la bestia". Por más intentos que hacían nada les funcionaba ya que la “bestia” resulta ser mucho más poderoso que toda la pandilla unida. Pero Benny Rodríguez sí que pudo. Logró saltar el portón en donde se encontraba el animal con la pelota firmada por "Babe Ruth" y la tomó, mientras el perro, que en realidad no era tan enorme como se lo imaginaban, lo persigue furioso y a la velocidad de la luz. No logra atrapar a Benny y le cae encima el portón de su casa. En ese momento Benny lo ayuda y el perro se transforma en otro miembro más de la pandilla. A todo esto la pelota estaba en un pésimo estado, pero el dueño del perro, que en su juventud, mágicamente,fue íntimo amigo del beisbolista,le regala una pelota que además de estar firmada por "Babe Ruth", estaba firmada por todos los demás miembros del equipo de “Los Yanquis”….
La película termina con un emotivísimo final, en donde Smalls, que se encontraba relatando la historia de su verano, cuenta lo que sucedió con cada integrante de la pandilla, cuando dejaron de ser niños para transformarse en adultos, mientras estos se van esfumando al son de uno de sus cotidianos partidos de baseball. Smalls se convierte en un relatador de partidos y Benny Rodríguez en un importantísimo beisbolista. La última escena es cuando Smalls está comentando un partido en donde Benny tiene una gloriosa participación. Luego de relatarlo se voltea nostalgicamente para mirar la foto de su pandilla, en ese inolvidable verano.
Inolvidable para Smalls e inolvidable para mí.
A lo mejor técnicamente la película tenga múltiples errores, a lo mejor el guión es básico y la música sin mayor trascendencia, a lo mejor, a lo mejor, a lo mejor…. Pero yo lo miro con otro enfoque. Lo veo como una experiencia maravillosa de mi infancia y eso ni la mejor película del mundo lo va a poder lograr. Terminé llorando de verla, porque a pesar de que tenía ocho años, me daba cuenta que en años posteriores eso me llegaría hasta los tuétanos y así no más resultó ser.