31 marzo 2009

Mi par de caballos apocalípticos

El tiempo y la modernidad son mi par de grandes enemigos. No quiero jugar de su bando nunca.

Por que mientras el tiempo se encarga de transformar todo en recuerdo, la modernidad suplanta lo que alguna vez tuvo tanta historia.

“¿Y que diablos puede hacer alguien como yo?- me pregunto-Yo que peso menos que un paquete de cabritas en el mundo”…

Por un lado está el tiempo que infaliblemente cuenta sus segundos. Por otro lado está la modernidad que en un país con tanta amnesia (capaz de olvidar absolutamente todo) no es mucho lo que se puede hacer en su contra.

Para una persona de 20-30 quizás este tema resulte completamente irrelevante, pero es que si todos los que pertenecemos a este rango etáreo nos proyectásemos a unos 25 años (quizás hasta menos) la sensibilidad por la vida de hoy que en 25 años más será sólo un conjunto de recuerdos aflorará sin remedios y peor aún, sin los escenarios que tal vez ambientaron nuestra expedición. Haciendo este ejercicio además de entender como funcionan estos dos caballos apocalípticos, comprenderemos por fin a nuestros ascendientes cuando con tanta lágrima en la garganta nos cuentan acerca de su pasado, con ese telón de fondo que una pasarela brutalmente arrancó. Ese es el tema; por que yo me alegro que modernicen el Hospital Regional, pero de veras que me angustio cuando construcciones realmente bellas son destruidas con el fin de hacer crecer la ciudad en altura (O soy muy ignorante o soy muy lenta, pero jamás comprenderé ese sentido de desarrollo que tienen los sudamericanos)
Mucho cemento y poco cuento.

“Ponte a estudiar mejor, Sari”, me dice mi cabeza, recordándome que mañana tengo que someterme al escrutinio público de un grupito de suches de la facultad.

Me pesa el almacenar cada detalle de la vida, porque ya no me da la cabeza de tantos recuerdos y nostalgias.

26 marzo 2009

Carmencita in Wonderland.-


Llegó el día en el que mi entrañable Carmencita tuvo que inmaterializarce.


Ahora es un alma emporifollándose para la eternidad.


Su legado ya es leyenda.


Mi preciada leyenda.

08 marzo 2009

El ciclo no terminará.-

// Sara Silva San Martín dice:
Octubre 13, 2008 a las 0:15


Don Paul: Tengo 21 años y honestamente su programa me llega hasta los huesos. Especifico mi edad porque pretendo hacerle saber la magnitud de belleza que fluye por la televisión cuando emiten su programa, magnitud tal que es capaz de embelesar a esta jovencilla de pocos 21 años, de la generación que ya no se sorprende con nada. Imagínese, Don Paul…No lo puedo tutear porque me inspira un gran respeto. Respeto por su trabajo y por la forma en que intuyo que vive la vida: con sencillez, humildad y con ese amor tan grande por nuestra tierra y por la gente que vive en ella.Quizás todo el mundo le agradece por algo, yo no seré la excepción y le agradezco por ser capaz y tener la entereza de mostrar en la televisión que el mundo es más que saber los cahuines de un conjunto de payasos.Está dejando huellas en esta tierra que tanto ama, huellas que ningún hombre con asfalto alguno podrá borrar.Saludos desde Talca, don Paul! (Comentario Extraído del blog personal de Paul Landon) //

Tan sólo ayer me de desvelaba pensando en la pasión con la que se mueven sólo un pequeño número de personas. Claro, había pasado un par de horas viendo “Diarios de Motocicleta” y volando al infinito con Drexler en su premiada canción “Al otro lado del río”, que forma parte del soundtrack de esta película. Cerré los ojos y respiraba al compás de mis pensamientos, que luego de alucinar con el noble corazón del Dr. Ernesto Guevara, traían a colación a mi dentista con su tan poca gracia, tan poco amor por su trabajo, tanta ambición por lograr sobre abastecer su cuenta corriente o por pagar sus cuentas, quién lo sabe. Cavilaba lento, con un poco de rabia después por que me acordé de lo salado que le ha salido a mi padre el tratamiento dental en manos de ese señor…“Dios, por favor, te pido que no me pille el mercantilismo” me decía adormilada, cuando ante ésta petición (supongo) se aparece en mi mente Paul Landon. Saluda al Dr. Ernesto, le tira la lengua a mi dentista, y se acerca a mí. Abrí los ojos y me encuentro con que Canal 13 prefiere pagar sueldos estratosféricos a verdaderos androides que financiar el único programa que rescata nuestra nacionalidad de la forma más bella: con su propia gente y su trabajo, de la mano de la tierra, de los árboles, del alma del mundo. Tierra Adentro no va más, después de la labor incansable de este hombre apasionado por su país que con tanto apremio hace su trabajo, buscando por cada rincón de nuestra enmarañada geografía almas alejadas del tiempo que sólo buscan salir adelante de forma innovadora, sin tanta “Oferta-demanda”, tratando a su vez de compensar el alma (que es lo que siempre he pensado es el gran objetivo de vivir)

Para los directores ejecutivos o quien sea el tipo de androide que manda en un canal de televisión (me importa un cochuflí saberlo) dieciocho años de un proyecto lleno de poesía, de ingenio, de resplandor y de fraternidad no vale nada. Conjunto de hombres grises y tristes doblegados ante la mezquindad, el rápido olvido, la ambición y el people meter.

Quédese tranquilo, Don Paul, que con 22 años recién cumplidos estoy segura que encontrará la forma de siempre ir por el ancho camino.