26 junio 2015

Claudio San Martín.-



Siempre he estado enamorada de esta foto. El tío Claudio (izquierda) elevándose al infinito en su montaje de danza contemporánea ganador de un Fondart.

Mi tío querido, que más que un tío, es el hermano que siempre quise tener. Con melodramas, penas y alegrías conforma la esencia de un ser en constante transformación. Un ser sin pretensiones ni ambiciones. Desapegado totalmente de este mundo, en la búsqueda constante de hacer trascender su alma, con una valentía y alegría que solo proviene del cielo.

Cataluña es la capital de su corazón, pero es en Talca donde están sus raíces y estoy segura que un día volverá. Dios lo traerá de vuelta en honra y lo regalonearemos hasta decir basta. En tanto eso ocurre, a conformarnos con una que otra visita anual, esas eternas llamadas de Viber y las constantes oraciones en las que le confiamos a Cristo su alma y su vida.