Retomar una
pasión tan intensa, que durante tanto tiempo estuvo apagada por los avatares de
la vida, es un gran reto.
Los años han transcurrido sin flexibilidad y en algunos
aspectos ya no soy la misma de épocas pasadas, cuando despilfarraba letras con cierta destreza
y desbordante pasión. Ahora siento temor de dejar mi alma a merced de las
emociones y de no dormir por las noches ante las ideas revoloteando en mi
cabeza, puntos clave para dar la bienvenida a las musas inspiradoras, pero lo
que no cambia es mi nula capacidad de abstracción sentimental , que ya a estas
alturas debería darme un cierto aire de sabiduría. Si me cuesta manejar un auto menos puedo
manejar mis emociones, lo que obviamente
no me pone en un plano más maduro frente a esa Sara que desparramaba lágrimas
sin discriminación alguna.
Aunque pensándolo bien, no sé si quiera
transformarme en una versión adulta de mí misma. Si bien llevo casi-casi treinta
años en este menoscabado Jardín del Edén, no me siento como los pares de mi
edad; exitistas y aspiracionales. Definitivamente no.
Y como no quiero que la vida pase sobre mí, sino vivir con la libertad con que Dios nos
hizo libres, deseo de todo corazón volver, una vez más, a rescatar este
espacio, que ha sido uno de mis preciados refugios durante tantos, tantos años. Las letras han sido desde pequeña la forma que toma mi liberación y espero que
también lo sea ahora, que es cuando más lo necesito.
1 comentario:
Buena Sari ponele talento y deja los temores a un lado...
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