09 noviembre 2007

Polaroid del Momento

Cerca de mi casa vive la abuelita Carmen, una menudita señora derechamente de la tercera edad. Tiene 93 años y aunque el cuerpo no la acompaña para nada su mente sigue lúcida y despierta, recordando y opinando de todo. Es muy común verla temprano en las mañanas a duras penas barriendo, jardineando de aquí para allá. A menudo voy a verla. Me siento en uno de sus pulcros sillones y empieza a contarme sus historias. Siempre es así, pero no me aburre, por que además de ser una señora 100% despabilada me incita inusitadamente a pensar en mi vejez, cosa que me aterra asombrosamente y me mantengo todo el encuentro atenta, pensando que en cualquier descuido los años me caen encima.
Tengo nociones de la causa principal que desemboca en el miedo del párrafo anterior. Todo parte por haber cumplido 20 años hace unos cuantos meses atrás. Ya que si bien cuando tenía 18, 19 percibía atisbos de ciertas preocupaciones todo se canalizó cuando me atraparon las dos décadas transformándose la vejez en uno de esos miedos hedonistas, y sin mayor trascendencia como regalo a la sociedad.
Siempre he sentido que alguien me estruja el corazón, que juega con mis emociones, lo que desencadena que mi mente critique todo y que cada cosa se lleve una emoción. Poseo tantas historias, tantas ideas desafinadas, tantos desamores, tantas canciones a mi corta edad que pienso en como exponencialmente eso aumentara cuando llegue a ser mayor y me desespero. Quizás me vuelva loca (lo más probable) rodeada de papeles y un equipo con los añejos discos de Fito Paéz que tanto me inquietaron cuando era una cabra universitaria. Ese es el miedo, por que he mencionado en incontables ocasiones que no muevo ni un pie sin que quiera advertírselo a mis compañeros de vida. Además me da miedo que la daga del maldito tiempo me quite alguno de mis sentidos para poder gritar a todos los vientos como habitualmente lo hago. Temo perder mi mente y mis recuerdos, mis pocas habilidades con las palabras. Tiemblo por que mi salud en algún cambio de estación esté a merced de los violentos fantasmas de la muerte y sentir que estoy en nada.
Me consuela pensar que soy una Pasajera en Trance como dice Charly, que quizás ni siquiera alcance a llegar a los 30….
Al final de todo, igual da lo mismo. Ya estamos en el mundo, ya ofrecimos en sacrificio nuestros corazones, no nos queda otra que apechugar no más.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es entretenido conversar con la Bien Pondera (Y lo digo con todas sus letras) Abuelita Carmen que de abuela tiene muy poco. Si la vieran. Lamentablemente
(Digo lamentablemente porque si verla es divertido imagínense si se mezcla con el peculiar modo de escribir que tiene sary el doble de chistoso. Aunque si lo relatara se lleva el premio oscar.), Sary se olvido comentarles cuando la Señora Carmen se tiñe el pelo café claro y sale con sus tubitos a lo Doña Florinda como si no le importara nada y de hecho eh! No le importa nada, ella solo se dedica a disfrutar. Es increíble y asombroso a mis ojos.
Ahora,
Temo solo por una cosa:
1.- Que Sary se pierda cuando lea el MEDIO comentario y se pierda con el inesperado paréntesis.

Anónimo dijo...

Ay Sari!
No sé si me da risa o me traspasas tus inquietudes al leerte.
Lo qye tengo claro es que siempre te rodearás de hojas de papel y lápices. Eternamnete seguirás con tus inspiraciones y tus melancolias.
Fito es cruel, es muy de doble filo ponerse a escucharlo; o te inspiras o te desvaneces en penas, imagínate cuando tengas 30 o 40 y por casualidad suene su vocecita en algún rincón, te vas a ahogar en lágrimas.
Duermes en las noches?, pienso que te cuesta, que tu mente no para jamás de pensar, que vives inquieta de un lugar a otro, si no es esto es lo otro...Calma Sari, tantos desarreglos en tu corazón te van a pasar la cuenta. A mí Rodolfo me pasa la cuenta, eso que tu dices de la poesía es tan cierto como el sol...me hace mal tanta certera palabra, tantas exactas notas...Comprendo a esta señorita, promisoria escritora que posterioemente será la causa d que muchos como ella se cuestionen hasta el aire que respiran.

Anónimo dijo...

Por qué sufrir desesperadamente por lo que vendrá en años y no mejor disfrutar cada instante de tu vida? o bien, por qué no enfrentar la ancianidad con orgullo y alta mira?.
Uno de los problemas que posee esta sociedad y lamentablemente tu Sary, es que tiendes a despreciar a los ancianos por su falta de vitalidad física, sin embargo,descuidas su sabiduría acumulada en decadas, que ha sido fruto de errores, sufrimientos y alegrías.
Goza cada minuto como su fuera el último!!, asi aprenderás a valorar cada momento de tu vida y no sentirás que tus actos han sido en vano, sino que son la base de un provenir mejor.

Anónimo dijo...

cuesta que t entiendan sari, cuesta que entiendan tus fondos, tus verdaderas tramas.