
Hace más de tres años deje de ver a un sobreestimado compañero de colegio, de esos que por cosa del destino te acompañan durante los años más trascendentales de tu adolescencia. Cuando nos distanciamos lo tomé como parte de la vida: “el tiempo debía avanzar inexorablemente”, dejando como resultados un acumulo de recuerdos que a pesar de ser extraordinariamente lindos no eran más que RECUERDOS…
Pero algo aconteció. De una semana para otra un insólito sentimiento de extrañarlo apretaba mi corazón. Recordé detalladamente los tres años en los que mutuamente nos acompañamos entre tareas de castellano, pruebas de matemáticas, interrogaciones de química y música de Jamiroquai en su personal stereo (adelantando el cassette con un lápiz para no gastar pilas). Eran lindas evocaciones que venían en aumento sin poder darle alguna atribución, ya que cómo puede ser posible que ahora, después de aproximadamente mil cien días sin tener el más mínimo contacto, vengan hacia mí esas añoranzas del pasado, cuando ya me encuentro próxima a cumplir dos décadas dando vueltas por el universo.
Fue un tema que compartí últimamente con quien se cruzara en mi camino y pudiera otorgarme un oído atento por un pequeño momento, recibiendo casi por beneficencia un montón de consejos. Uno de ellos (el más sabio) fue: “Tienes que ubicarlo de nuevo, la gente que uno quiso y quiere no puede quedarse estática en el pasado”. Esa bendita frase se me tatuó en el cerebro. Sin pensarlo más de dos veces hoy busqué su número en una agenda vieja (de esos espléndidos años) y lo llamé por teléfono, con la duda latente de si le importaría hablar de nuevo conmigo, después del paso de tanto tiempo, pero para mi estupefacción me reconoció de inmediato, sin darle la más mínima de las pistas, y se notó su voz de sorpresa y agrado. De ahí hablamos de todo… Del presente, del ideal futuro y por supuesto, de aquellos tiempos, que nunca mortal alguno podrá arrebatar.
Agredecimientos para tí, compañero de estudios, andanzas y sueños, al parecer yo nunca te olvidé.
"Eran los tiempos de caramelos,
maestras hurañas y sol.
Jugando a ser mayores
escondidos en alguna plaza.
El tiempo inflexible pasó
Y aunque reniegues tus primaveras,
algo en tu pelo cambió.
Ansiosos, ambiciosos,
decadentes y con malas ganas.
La vida real te atrapó.
Muñequitas, carrusel,
Bicicletas, llorando en un jardín.
De esos tiempos
un mago regresará.
Y aunque reniegues tus primaveras,
algo en tu pelo cambió.
Ansiosos, ambiciosos,
decadentes y con malas ganas.
La vida real te atrapó.
Muñequitas, carrusel,
Bicicletas, llorando en un jardín.
De esos tiempos
un mago regresará." (Bicicletas- La Rue Morgue)
maestras hurañas y sol.
Jugando a ser mayores
escondidos en alguna plaza.
El tiempo inflexible pasó
Y aunque reniegues tus primaveras,
algo en tu pelo cambió.
Ansiosos, ambiciosos,
decadentes y con malas ganas.
La vida real te atrapó.
Muñequitas, carrusel,
Bicicletas, llorando en un jardín.
De esos tiempos
un mago regresará.
Y aunque reniegues tus primaveras,
algo en tu pelo cambió.
Ansiosos, ambiciosos,
decadentes y con malas ganas.
La vida real te atrapó.
Muñequitas, carrusel,
Bicicletas, llorando en un jardín.
De esos tiempos
un mago regresará." (Bicicletas- La Rue Morgue)