En el Telescopio se Demora la Útima Estrella...

Bueno…si empiezo a escribir una especie de secuela de mis canta-autores favoritos no puedo omitir a Jorge Drexler. No puedo, no puedo y no puedo.

Y suspiro… sólo suspiro….

La historia no es tan vieja. Todo parte cuando conocí a mi amiga personal Constanza San Martín. Ella, en una de nuestras habituales conversaciones me cuenta que le gusta un tal Jorge Drexler, que era lo mejor que había escuchado en su vida, que el tipo era genial y que sus temas eran lo máximo. Nunca en mi vida había escuchado ese nombre y menos ese extraño apellido. “Drexler, Drexler, Drexler…”, pensaba, pero sólo estaba almacenado en mi historial el apellido “Drezner”, que era una de las familias que Oscar Shindler salvó gracias a su tan conocida “lista”. Por lo que se deduce que no tenía la más paupérrima idea de su existencia… y se acabó el tema. Hasta que un día (típica frase presente en las historias y que pretende no desviar la atención del lector), en mis enormes tardes de ocio de las que fuí víctima todo el 2005, me puse a escuchar música. Y de pronto surgió del playlist del computador lo que yo denomino como “nicotina musical”. Claro, son esas canciones que hacen que comiences a admirar hasta los tuétanos a un determinado grupo musical o a un canta-autor. Y ¿¿¿qué creen que surgió del tan tecnológico aparato (que sin él no sobrevivimos en la actualidad)??? Sí. Era Drexler, y en su máxima expresión, entonando con una suavecita voz “ Al otro lado del río”. “Hermosa canción”, me dije, pero no sabía como se llamaba ni quien era el tan talentoso músico, así que me acerqué a la pantalla del PC para saber de quien se trataba y para mi sorpresa se podía leer perfectamente : “ Jorge Drexler – Al otro lado del río – 3:13”. Sonreí, porque la Cony tenía razón. Después de eso conocí la canción que determinaría mi admiración total por él; “Causa y Efecto”…
Drexler tiene en sus letras, sus melodías y su voz la capacidad de hacernos reflexionar… de que cuando vamos en la micro miremos por la ventana y veamos a la gente, que cuando caminemos miremos el cielo, nos percatemos de nuestros pasos, del sonido de nuestra respiración...En síntesis; nos transporta a una enorme inspiración.
Sus letras son coherentes (gran valor en éstas fechas en que acompañado de una pegadiza base cualquiera puede ser cantante ) y no hablan de la típica historia de amor, tema recurrente en la mayoría de los casos. No. Él cuenta historias y muchas de sus letras tienen un trasfondo social que logran su objetivo; ponernos a pensar.
Si gustas de las canciones extremas, de letras que te hagan cortar las venas, y de voces totalmente apasionadas (a lo Sin Bandera), mucho no te gustará Jorgito. Por que el no hace música para aumentar nuestro masoquismo (tan recurrente en algunas ocasiones) Él está para que podamos nostalgiar con ganas, para que nos den escalofríos con su voz tan dulce y lentita, para que cerremos los ojos e idealicemos (lo que queramos idealizar), para que recapitulemos nuestra historia y para que brote una que otra lágrima ( y conste que digo lágrima y no llanto) que se resbale por nuestras mejillas y nos haga saber que tenemos sentimientos.

"Hay escritas infinitas palabras; Zen, Bang , gol, Dios...Fin"