07 febrero 2010

Apuntes de Viaje (Extraído de mi bitácora personal)


Día 1
El volcán Villarrica humea. Alerta volcánica verde (Uf!, al menos por el momento no nos convertiremos en Pompeya).
Una señora un poco siútica (bastante siútica en verdad) llegó a comprar pan al almacencito con una cartera Luis Vuitton, mientras la hija le gritaba en la cara que le depositara plata en la cuenta corriente “Me estoy quedando cero peso….pucha po’ y cómo a la Jóse??”

Pucón, ciudad llena de gente bien (bien cuica) Es tan bonita para ser habitada por gente tan siútica. ¡Qué lugar más homogéneo! ¡Qué niños más homogéneos! ¡Qué estilos más homogéneos! Por un momento trasladé a Pucón toda la gente siútica que conozco en Talca y la verdad es que no llegan al nivel ni por si acaso. Esa onda. Al menos este año vengo preparada al encuentro con la manada ABC1, por que el año pasado casi me dio un soponcio.

Día 2
La ciudad de Villarrica esta cada vez más linda, con mucha más diversidad social que Pucón y no anda tanta cabrería gritando y preguntando donde está la EXIT.

Por tirar la talla le pregunté a un niño que se bañaba en el lago si quería sacarse una foto conmigo. -Salte pal’ lao, le voy a decir a mi mamá que usted me está molestando- (Qué fuerte el “usteo”. Me deja mal, pero más mal quedo cuando los niños me dicen “tía”. ¡¡¡¡Tía!!!!, cuando yo hace mucho tiempo dejé de crecer….de porte y de personalidad)

La bici de cuatro ruedas me desestabiliza y me hace pensar que son muy pocas las cosas que hago bien…

Día 3
Primos sureños amenizan la jornada y damos la bienvenida a la bohemia sureña. Nos instalamos en un barcito pirulo, de esos que repletan Pucón (cuando la diversidad de estilos es poca y más aún te hacen una invitación con los gastos pagados no hay nada que hacer) Un tipo con los mechones más puntudos que los enormes tacos de su acompañante tomaba un whisky mirando fijamente los pechos de esta. Más desorbitados se le pusieron los ojos cuando su Dulcinea (la de los tacones) salió a cantar en el karaoke una canción de Ana Torroja que ni idea como se llamaba. Después de la canción se fueron rápido y eso que el ambiente estaba bastante bueno. Entre tanto mi hermanita de trece años (que anhelaría con todo su corazón que escribiera dieciocho en vez de trece) se escondía cuando aparecía algún guardia de seguridad debido a la ilegalidad que representaba el hecho de que una menor estuviera en el recinto. Pero lo chistoso del asunto es que estos mismos guardias, que al escuchar su voz infantil en el karaoke corrieron en su búsqueda, minutos antes la habían dejado entrar sin siquiera pedirle el carnet. -Quédate escondida debajo de la mesa, será mejor-le dije, y ahí se quedó, alegando por supuesto.
-Despídete con un beso, en la voz de Sara, directamente desde Talca- Aplausos. Hice el loco un rato y nos fuimos (hacer el loco en un lugar donde nadie te conoce no tiene ni un brillo, pero igual algo hay…)

Día 4
“Una tuna es una agrupación musical y hermandad de estudiantes universitarios que portan una combinación de vestimentas antiguas y que interpretan temas musicales del folclore europeo e hispanoamericano” (wikipediars) Una explicación algo cercana a ésta definición trataba de darme Pablo (primo sureño) cuando vimos a una que se dirigía a la plaza. Estaban recién comenzado su jornada musical y nos dedicaron un bolero de manera exclusiva: Muñequita Linda. En ese momento y como siempre me pasa, casi me enamoro del intérprete y me arrepentí hasta los huesos de no haber traído mi disco de Angel Parra Trío, por que me imaginaba la voz seductora de Julián Peña cantando este bolero, como lo hace con otros en el disco.
Después de ese instante lleno de encanto iba a cruzar la calle, pero un Hummer negro casi me atropella. Hummer del cual se baja el hermano menor del recién electo. El Negro Piñera andaba desesperado por jugar sus chauchas en el casino. Fotos por aquí y por allá. “¿¿Y este tipo no tiene más tenidas??”, se escucha en el tumulto.

Día 5
Si tuviera que irme de Talca a vivir a otra ciudad, este año elegiría Valdivia. El verano del año pasado hubiese sido Temuco, pero este verano elegiría Valdivia. Hoy anduve por allá, después de más de diez años que no lo pisaba. Reineta con papas fritas, fotos en el lago, artesanía mapuche…una delicia Valdivia, si no pregúntenle a Ricardo Solari, que a lo lejos divisé atragantándose con un pastel.

Día 6
Aburrida de la temperatura de las piscinas termales me lancé en tobogán al Río Liucura. Pésima idea, quedé para la historia, con una gripe que amenaza estar bien buena.
Ahora estoy acostada, inevitablemente sin poder dormir. Me abstraigo del viaje y sin querer (palabra que sí) pienso en el futuro. Asumo que es bastante masoca pensar en la universidad en medio de la salida estival anual, pero lo masoca es algo intrínseco en mí a estas alturas.
¿Qué cosas escribiría Benedetti si estudiara odontología en la Universidad de Talca? A veces pienso que escribiendo mis percances estos adquieren alguna razón y sentido…..y bueno, mejor cierro el tema académico, que chancho en misa acá en el sur, pero antes debo decir que me gusta lo que estudio, pero no va a haber día más feliz que cuando al fin no tenga que pisar más la escuela.

Día 7
La gripe no me abandona y el viaje de regreso fue bastante poco amable ( de noche y con tormenta) Viajamos tarde (la familia sureña nos secuestró todo el día) Llegamos cansados y yo con treinta y ocho grados de fiebre.
Talquita nos dio la bienvenida casi a punto de llover. Bienvenida de Lluvia v/s Bienvenida de Treinta y cinco grados de calor …creo que no hay donde perderse.
Así que menos plática, que aunque ni yo me lo creo, ya echaba de menos mis tierras.

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