
A pesar de que los tropezones en mi andar son bastante frecuentes y debería tener un magíster en la superación de ellos (por la vasta experiencia) esta vez me presento en la batalla contra uno de estos prácticamente en pelotas. No tengo armas para superarlo.
El “Gran Tropiezo” al que me enfrento esta vez es un fatalismo inútil, que no me quita el aire, el sol, ni los deseos de alterar constantemente la cotidianeidad (mi mente es un mar de alarde) pero en el mundo terrenalisimo, lleno de orgullo, codicias de éxito y triunfos, me enfrenta al juicio de un montón de gente que muy ocultamente se llena de placer ante el fracaso ajeno (mío en este caso)
Fracaso entre comillotas, por que honesta y objetivamente no da para tanto, pero hay puntos trascendentales caracterizando a este insustancial hecho que lo convierten en todo un mal suceso. Hay una cuota importante de perjuicios al orgullo y al ego que transforman esta pequeña caída en un gigantesco fatalismo.
Cada instancia que involucre particularmente a estas dos características menoscabadas permite sin restricciones que afloren todas esas grises flores que poco ayudan a colorear el panorama. Se despintan las miradas y empieza a hacer ruido la preocupación, que jode y jode con la premisa de un incierto futuro, de la no responsabilización de los efectos secundarios, de la próxima declaración ácida de cada uno de los mortales que se aparecen en mi camino…
Hay está el tema de fondo, por que si el componente externo (lleno de personas con negros y ocultos anhelos disfrazadas de colores y sonrisas) se anulara, es muy probable que este post lleno de contradicciones no existiese. A mi cabeza, por una debilidad temporal, le importa la opinión pública. Mi corazón francamente no le da tribuna a nimiedades pero esta tonta cabeza se debate constantemente, otorgándole una grandilocuente suma de importancia a algo que en definitiva no se lo merece y en estos momentos y en este round, trágicamente, gana mi cabeza.
El “Gran Tropiezo” al que me enfrento esta vez es un fatalismo inútil, que no me quita el aire, el sol, ni los deseos de alterar constantemente la cotidianeidad (mi mente es un mar de alarde) pero en el mundo terrenalisimo, lleno de orgullo, codicias de éxito y triunfos, me enfrenta al juicio de un montón de gente que muy ocultamente se llena de placer ante el fracaso ajeno (mío en este caso)
Fracaso entre comillotas, por que honesta y objetivamente no da para tanto, pero hay puntos trascendentales caracterizando a este insustancial hecho que lo convierten en todo un mal suceso. Hay una cuota importante de perjuicios al orgullo y al ego que transforman esta pequeña caída en un gigantesco fatalismo.
Cada instancia que involucre particularmente a estas dos características menoscabadas permite sin restricciones que afloren todas esas grises flores que poco ayudan a colorear el panorama. Se despintan las miradas y empieza a hacer ruido la preocupación, que jode y jode con la premisa de un incierto futuro, de la no responsabilización de los efectos secundarios, de la próxima declaración ácida de cada uno de los mortales que se aparecen en mi camino…
Hay está el tema de fondo, por que si el componente externo (lleno de personas con negros y ocultos anhelos disfrazadas de colores y sonrisas) se anulara, es muy probable que este post lleno de contradicciones no existiese. A mi cabeza, por una debilidad temporal, le importa la opinión pública. Mi corazón francamente no le da tribuna a nimiedades pero esta tonta cabeza se debate constantemente, otorgándole una grandilocuente suma de importancia a algo que en definitiva no se lo merece y en estos momentos y en este round, trágicamente, gana mi cabeza.
3 comentarios:
:X
very cool.
q sucedio?
pues eso de que
"vuelva el fantasma"
fracaso?
caída?
fatalismo?
que sucede por esa cabecita?
=/
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