
Si se nos extravía el amor y los deseos de perdonar, perdemos en definitiva la sustancia de la vida. (De hoy en adelante ni se imaginan como defenderé esa premisa)
Por estos días he vivido un montón de situaciones imposibles de calificar con algún adjetivo. Situaciones que me han tornado a una susceptibilidad increíble de la que logré concluir que andar con odios y rencores a éstas alturas, en el que el mundo no da de convulsionado, egoísta, competitivo y estresado simplemente es insensato. No pienso dejar de lado ese sol que le cuenta historias al cielo, esa luna que le coquetea a la oscuridad por cosas que honestamente ya no van ni vienen.
Yo solía ser la mujer-power, que no perdonaba errores. Si bien al cabo del tiempo dejaba pasar todo, la espinita seguía punzando inconcientemente, impidiendo dejar fluir con verdadera honestidad el torrente de emociones, ya que esas fallas se transformaban en bloqueos absolutos de cualquier forma de espontaneidad. El rencor de cierta forma mecanizaba mis actos.
Seudo perdonaba rapidito, para evitar burocracias, pero las sombras tapaban los giros del cosmos al no existir la verdadera intención.
Pero alguien decidió salvarme. Dios intervino en mi destino de la forma más extraña; haciéndome testigo de las secuelas que puede contraer el que un alma, de un día para otro se eternice en el universo, el desenlace de lo dicotómico; una bella expedición en la purulenta tierra. El final al que todos llegaremos algún día, lo único realmente democrático y al presenciarlo me sentí tan desprotegida, tan a la deriva que algo clickeó en mi cabeza, pero en vez de fatalizar concluí que sería de una esquizofrenia significativa el no preferir que nuestros latidos estén impulsados por esa vieja loca que es el amor que en lo más general de sus implicancias, requetecontra somera, si existe verdaderamente, una de las tantas cosas que se inhibe es el rencor.
Si nos impulsan los rencores y los odios, los únicos que restan puntos de alegría a nuestra exploración somos nosotros.
El tiempo es hoy. Y hoy, gracias a esa alma que se elevó y que ahora es un ángel, me enamoré de la vida. Quiero compensar todas esas caídas. Quiero que las flores que ahora me sonríen les sonrían a todos. Quiero compartir los colores que en estos momentos dibujan y desdibujan mi andar. Quiero que las sonrisas no se despinten de nuestras caras. Quiero que de una buena vez dejemos de contenernos en este sistema que tilda de locura cualquier instante fugaz de dejarse llevar por esto que late tan fuerte, que nos hace sentir tan vivos.
Con el perdón se gana tranquilidad, se evaporan las presiones y hasta el andar resulta más ligero. Se eleva nuestro espíritu a una dimensión gigantescamente pura. Amando trascendemos, dejamos huellas en las personas y en la historia. Así de simple y llano.
Por estos días he vivido un montón de situaciones imposibles de calificar con algún adjetivo. Situaciones que me han tornado a una susceptibilidad increíble de la que logré concluir que andar con odios y rencores a éstas alturas, en el que el mundo no da de convulsionado, egoísta, competitivo y estresado simplemente es insensato. No pienso dejar de lado ese sol que le cuenta historias al cielo, esa luna que le coquetea a la oscuridad por cosas que honestamente ya no van ni vienen.
Yo solía ser la mujer-power, que no perdonaba errores. Si bien al cabo del tiempo dejaba pasar todo, la espinita seguía punzando inconcientemente, impidiendo dejar fluir con verdadera honestidad el torrente de emociones, ya que esas fallas se transformaban en bloqueos absolutos de cualquier forma de espontaneidad. El rencor de cierta forma mecanizaba mis actos.
Seudo perdonaba rapidito, para evitar burocracias, pero las sombras tapaban los giros del cosmos al no existir la verdadera intención.
Pero alguien decidió salvarme. Dios intervino en mi destino de la forma más extraña; haciéndome testigo de las secuelas que puede contraer el que un alma, de un día para otro se eternice en el universo, el desenlace de lo dicotómico; una bella expedición en la purulenta tierra. El final al que todos llegaremos algún día, lo único realmente democrático y al presenciarlo me sentí tan desprotegida, tan a la deriva que algo clickeó en mi cabeza, pero en vez de fatalizar concluí que sería de una esquizofrenia significativa el no preferir que nuestros latidos estén impulsados por esa vieja loca que es el amor que en lo más general de sus implicancias, requetecontra somera, si existe verdaderamente, una de las tantas cosas que se inhibe es el rencor.
Si nos impulsan los rencores y los odios, los únicos que restan puntos de alegría a nuestra exploración somos nosotros.
El tiempo es hoy. Y hoy, gracias a esa alma que se elevó y que ahora es un ángel, me enamoré de la vida. Quiero compensar todas esas caídas. Quiero que las flores que ahora me sonríen les sonrían a todos. Quiero compartir los colores que en estos momentos dibujan y desdibujan mi andar. Quiero que las sonrisas no se despinten de nuestras caras. Quiero que de una buena vez dejemos de contenernos en este sistema que tilda de locura cualquier instante fugaz de dejarse llevar por esto que late tan fuerte, que nos hace sentir tan vivos.
Con el perdón se gana tranquilidad, se evaporan las presiones y hasta el andar resulta más ligero. Se eleva nuestro espíritu a una dimensión gigantescamente pura. Amando trascendemos, dejamos huellas en las personas y en la historia. Así de simple y llano.
5 comentarios:
ayyyyy...creo que yo tb me anamoré....
Con este artículo
me mataste cabrita
lejos uno de los mejores
de este año
(aparte del de mi cumple :D jajajaa)
heyy!! despues de esto
las flores me sonrien!
"esa luna que le coquetea a la oscuridad..."
ya ex mujer power!!
continua con este aura!
y si!.. ganamos un nuevo ángel...
Uff¡¡¡¡¡...
hay que estar con un diccionario pa leer esta custion.....
Ese angel es mi padre. Me alegra k en tu camino se haya cruzado este personaje tan querido por mi, lamento las circunstancias en la k se produjo, pero bueno Dios así lo quizo.
Y si la vida hay que vivirla!!!! que en un abrir y cerrar de ojos se nos puede ir.
claro k hay un nuevo ángel.
Y con el dolor y lo rara k me siento al escribir esto,tengo k aferrarme a la vida más k nunca y vivirla tan profundamente k no me arrepienta de nada, no somos nada sari estamos de paso, hagamos k esta estadia temporal sea lo más feliz k podamos, disfruta, siente, actúa, perdona, y haz lo k yo no pude,dile todo lo k está en tu corazón, cuanto amas, cuanto odias, abrazalo, tocalo,escuchalo,mira sus ojos, confía. no tekedes con cosas inconclusas, no hsy nada
peor k arrepentirse cuando ya no hay solución, la muerte cagó muchos de mis sueños, y no quiero k me vuelva a pasar.
nos vemos sari.
roxana JAQUE RAMÍREZ
SI, ME SUPERA A MI TAMBIEN EL LENGUAJE TAN ACADÉMICO.
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