
“…Un valsecito para mí, señor pianista, tenga usted la bondad de tocar, mire que me he sentido un tanto sola estos últimos años. Sé bien que no le importa, que usted está ahí sólo para amenizar el salón de baile esta noche, pero le prometo que una pequeña melodía de su Yamaha le pondría un parche curita a todos esos momentos silenciosos, a esas lágrimas de cocodrilo, a ese almanaque eterno en mi cabeza…Un valsecito para mí, señor pianista, aunque no sea para mí en realidad, ya que a estas alturas hasta las sobras me acomodan y me sientan perfecto.”